Windows Server 2025 estrena compatibilidad nativa con SSD NVMe y cambia el enfoque del almacenamiento

Última actualización: diciembre 19, 2025
Autor: Isaac
  • Windows Server 2025 introduce una pila NVMe nativa que evita la capa heredada tipo SCSI y reduce claramente la latencia.
  • Microsoft habla de hasta un 80 % más de IOPS y un 45 % menos de ciclos de CPU por E/S frente a Windows Server 2022.
  • La función llega en modo opt-in, depende del driver StorNVMe.sys y apunta a cargas como SQL Server, Hyper-V y analítica de datos.
  • Se espera que esta arquitectura NVMe nativa acabe llegando al escritorio con Windows 11 o su sucesor a partir de 2026.

Windows Server 2025 compatibilidad nativa con SSD NVMe

Durante mucho tiempo se ha dado por hecho que al montar un SSD NVMe en un servidor Windows ya se estaba aprovechando todo el potencial de este tipo de unidades: velocidades muy altas, latencias mínimas y un consumo bastante ajustado. Sin embargo, en el fondo el sistema operativo seguía arrastrando una herencia técnica de otros tiempos, tratando a los NVMe como si fueran dispositivos SCSI de toda la vida, con el impacto que eso tiene en la ruta de entrada/salida.

Con la llegada de Windows Server 2025, Microsoft decide romper ese corsé y estrenar compatibilidad nativa con NVMe mediante una pila de almacenamiento rediseñada. No se trata simplemente de un nuevo controlador o de un pequeño ajuste interno, sino de un cambio profundo en el camino de datos desde la aplicación hasta la unidad NVMe, pensado para recortar latencia, reducir sobrecarga de CPU y permitir que el hardware de última generación rinda como se espera.

De tratar NVMe como SCSI a una pila nativa: qué cambia realmente

Arquitectura NVMe nativa en Windows Server

Hasta ahora, Windows encapsulaba buena parte de las operaciones NVMe dentro de una lógica heredada tipo SCSI, pensada para discos mecánicos y controladoras serie de hace muchos años. Este enfoque funcionaba y ofrecía compatibilidad amplia, pero implicaba más pasos intermedios, más interrupciones y un diseño que no estaba alineado con el paralelismo extremo de los SSD modernos.

El resultado de esa aproximación era una latencia más alta de la necesaria, un uso adicional de CPU y un escalado flojo cuando el sistema tenía muchos hilos pidiendo E/S al mismo tiempo. En puestos de trabajo ligeros podía pasar desapercibido, pero en entornos con virtualización, bases de datos o cargas de E/S intensivas, este modelo se convertía en un freno evidente para el rendimiento global del servidor.

La nueva pila de NVMe nativo en Windows Server 2025 elimina buena parte de esas traducciones históricas. A nivel práctico, el sistema operativo pasa a hablar directamente el protocolo NVMe, con gestión directa de colas, menos sincronización forzada y una reducción notable del overhead por cada operación. El famoso coste por E/S baja de forma apreciable, lo que libera ciclos para que la CPU pueda dedicarse a ejecutar las cargas de trabajo reales.

Esta revisión también alinea a Windows Server con lo que ya se veía desde hace años en Linux y otros sistemas centrados en alto rendimiento, donde NVMe se trata como un dispositivo masivamente paralelo y no como un disco tradicional con una única cola de comandos. Para administradores de sistemas en España y el resto de Europa que trabajan con infraestructuras modernas, el cambio apunta a un mejor aprovechamiento de las inversiones en hardware PCIe 4.0 y 5.0.

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Motivación técnica: el modelo de colas y el salto de rendimiento

Rendimiento NVMe en servidores

La justificación del cambio llega por la evolución del propio hardware. Microsoft menciona SSD empresariales PCIe de última generación capaces de rondar varios millones de IOPS, y soluciones que, en escenarios controlados, pueden superar los 10 millones de operaciones por segundo sobre una sola unidad. Con estas cifras, la arquitectura clásica se quedaba corta.

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La clave está en cómo gestionan las colas de comandos los distintos protocolos. Tecnologías tradicionales, como SATA y los diseños que se construyeron alrededor de ella, se apoyan en una única cola con un número reducido de comandos en vuelo (por ejemplo, 32). NVMe, en cambio, nació para memoria flash y paralelismo real: soporta hasta 64.000 colas y 64.000 comandos por cola, lo que encaja mucho mejor con CPUs de muchos núcleos y servidores cargados de máquinas virtuales.

Si el sistema operativo no se adapta a ese modelo multi-queue, el potencial del hardware queda infrautilizado. Y eso es justo lo que Microsoft intenta corregir con Native NVMe en Windows Server 2025, reorganizando el camino de la E/S para repartir el trabajo de forma más eficiente entre los diferentes hilos y reducir los cuellos de botella internos.

Desde la perspectiva de un centro de datos europeo típico —con hosts que ejecutan docenas de VMs, bases de datos transaccionales y cargas analíticas— este rediseño significa que el cuello de botella del almacenamiento puede desplazarse bastante más lejos, permitiendo mayor consolidación por host y tiempos de respuesta más estables bajo picos de carga.

Cifras oficiales: hasta un 80 % más de IOPS y menos ciclos de CPU

Benchmarks de NVMe nativo

Para respaldar el anuncio, Microsoft comparte algunos resultados de pruebas internas realizadas con DiskSpd en cargas de lectura aleatoria 4K sobre volúmenes NTFS. En su escenario de referencia, al activar la nueva pila NVMe nativa, un sistema con Windows Server 2025 llega a obtener hasta alrededor de un 80 % más de IOPS que un servidor equivalente con Windows Server 2022.

Además del incremento de operaciones por segundo, la compañía habla de un ahorro de aproximadamente un 45 % en ciclos de CPU por operación de E/S. Es decir, cada lectura o escritura consume menos tiempo de procesador, lo que permite despachar más trabajo con la misma máquina física o, visto de otra manera, reducir la presión sobre la CPU en entornos muy cargados.

La configuración empleada en estas pruebas incluía un servidor con procesadores Intel de doble socket, sumando en total 208 procesadores lógicos, acompañado de 128 GB de RAM y una unidad NVMe Solidigm de 3,5 TB. Aunque los números exactos pueden variar en función del hardware y la carga, la tendencia general apunta a una mejora clara tanto en rendimiento bruto como en eficiencia.

Microsoft incluso proporciona una línea de ejemplo para quienes quieran reproducir el escenario adaptándolo a su entorno, con un comando DiskSpd similar a diskspd.exe -b4k -r -Su -t8 -L -o32 -W10 -d30. Para empresas españolas o europeas que ya realizan pruebas comparativas antes de adoptar novedades en producción, este tipo de referencias facilita validar en laboratorio el impacto de la nueva pila NVMe.

Cargas donde más se nota: bases de datos, virtualización y analítica

En sus materiales oficiales, Microsoft pone el foco en cuatro grandes casos de uso donde la disminución de latencia y de sobrecarga del almacenamiento se traduce rápidamente en beneficios visibles.

  • SQL Server y entornos OLTP: al reducir tiempo por operación de E/S, las transacciones pueden completarse más rápido y aumenta el número de operaciones por segundo que el sistema es capaz de sostener, algo clave para bases de datos con muchos accesos concurrentes.
  • Virtualización con Hyper-V: el arranque de máquinas virtuales, la creación de checkpoints y las tareas intensivas de disco mejoran cuando varias VMs compiten por un mismo conjunto de unidades NVMe.
  • Servidores de ficheros de alto rendimiento: tanto las transferencias voluminosas como las operaciones de metadatos (copias, restauraciones, backups, escaneos) se benefician de una pila más ágil y con menos latencia interna.
  • Analítica, IA y cargas de datos intensivas: entornos de análisis, pipelines ETL, trabajos de machine learning o escenarios de scratch I/O pueden reducir los tiempos de acceso a grandes conjuntos de datos.
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En todos estos ámbitos, especialmente en organizaciones que operan desde centros de datos en Europa, la sensación es que hasta ahora el hardware NVMe estaba limitado por el propio software. Con el nuevo enfoque, Windows Server intenta acercarse a lo que ya ofrecían otras plataformas cuando se trataba de exprimir al máximo las colas y el paralelismo de los SSD modernos.

Disponibilidad, modelo opt-in y activación de la función

La compatibilidad nativa con NVMe en Windows Server 2025 se encuentra ya en disponibilidad general, pero Microsoft ha optado por un despliegue prudente: la función llega desactivada por defecto y requiere una acción explícita del administrador para habilitarla, algo que encaja con la cultura de cambios controlados en entornos empresariales.

La activación puede hacerse mediante una clave de registro a través de PowerShell tras instalar la actualización acumulativa correspondiente, o bien aplicando una política de grupo basada en plantillas administrativas. El método mediante registro, según la propia documentación, pasa por añadir una entrada bajo la rama de políticas de Feature Management, con un valor que habilita el nuevo comportamiento NVMe.

Una vez activada la característica, se recomienda comprobar en el Administrador de dispositivos cómo aparecen listadas las unidades NVMe. Si figuran bajo la categoría de «discos de almacenamiento» (Storage disks), es una señal de que el nuevo camino de E/S está en uso. Este tipo de verificación es especialmente útil para equipos de operaciones que gestionan granjas de servidores desde distintos países europeos y necesitan certidumbre antes de extender el cambio a producción.

Que Microsoft haya optado por un modelo opt-in indica que la compañía quiere dejar margen para que cada organización evalúe por sí misma el balance entre rendimiento y posibles implicaciones de compatibilidad, en lugar de imponer el cambio de forma automática con una actualización acumulativa.

Requisitos, drivers y matices a tener en cuenta

Uno de los puntos que más puede influir en el impacto real de la compatibilidad nativa con NVMe es el tema de los controladores. Microsoft aclara que las mejoras se obtienen cuando las unidades NVMe utilizan el driver in-box de Windows, StorNVMe.sys. Si el fabricante proporciona e instala un controlador propio que sustituye al de Microsoft, la nueva pila puede no aplicarse o no ofrecer los mismos beneficios.

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Este detalle afecta de lleno a muchos servidores de gama alta desplegados en Europa, donde es habitual encontrar soluciones con drivers específicos optimizados por cada proveedor de almacenamiento. En estos casos, los equipos de TI tendrán que valorar si les conviene mantener el controlador del fabricante o migrar al driver nativo de Windows para aprovechar el nuevo stack NVMe.

Conviene tener presente que la función no es un «turbo universal» que se active sin más. Es, más bien, una nueva autopista que funciona mejor cuando se respetan las condiciones que Microsoft ha diseñado: usar el driver adecuado, validar previamente en preproducción y asegurarse de que el resto de componentes (firmware, BIOS, HBA, etc.) están al día.

En entornos regulados o con fuertes requisitos de disponibilidad, como los habituales en banca, administraciones públicas o grandes empresas europeas, lo esperable es que este tipo de cambios se introduzcan de clústeres de pruebas o sucursales, antes de llegar al core del centro de datos.

Impacto futuro en Windows 11 y el escritorio: horizonte 2026

Aunque el foco inicial está claramente en el mundo servidor, Microsoft deja caer que esta pila NVMe nativa no se quedará solo en Windows Server 2025. Históricamente, la compañía ha usado la edición Server como banco de pruebas para cambios profundos en el scheduler, la gestión de memoria o la pila de red, que con el tiempo han ido saltando al sistema de escritorio.

Si se mantiene esa estrategia, lo previsible es que buena parte de estas mejoras de almacenamiento acaben aterrizando en Windows 11 o en su sucesor a lo largo de 2026. Para el usuario de PC, el impacto no será tan dramático como en un centro de datos, pero podría notarse en cargas con mucho acceso a disco, como compilación de código, edición de vídeo, proyectos de datos o juegos que dependan fuertemente de streaming de texturas y contenido.

La relación con tecnologías como DirectStorage y motores gráficos modernos (por ejemplo, los basados en Unreal Engine 5) es directa. Si el sistema operativo reduce la latencia y el overhead en la ruta de E/S, el motor de juego puede cargar activos con mayor fluidez, reduciendo tirones y mejorando tiempos de carga. En Europa, donde el PC sigue siendo una plataforma importante para gaming y creación de contenidos, esta mejora puede terminar notándose a medio plazo.

Mirando un poco más allá, la adopción de NVMe nativo en el escritorio también encajaría con la llegada de nuevas generaciones de CPU, como las esperadas arquitecturas Ryzen o Core de próxima hornada, que traen más núcleos y más hilos. Un sistema de almacenamiento mejor alineado con ese paralelismo permitiría aprovechar mejor la potencia de cálculo disponible en equipos de trabajo y estaciones de alto rendimiento.

Todo este movimiento deja una idea clara: Microsoft ha afrontado por fin una deuda técnica relevante en la forma en que Windows trata los SSD NVMe y ha sentado las bases para que, tanto en servidores como en PCs, el almacenamiento deje de ser un cuello de botella artificial impuesto por el propio sistema operativo.