Windows 11 se prepara para exprimir al máximo el rendimiento en juegos

Última actualización: diciembre 11, 2025
Autor: Isaac
  • Microsoft refuerza Windows 11 para competir con SteamOS mejorando rendimiento y experiencia de juego.
  • Advanced Shader Delivery y Auto Super Resolution buscan menos stuttering y más FPS en PCs y consolas portátiles.
  • La experiencia Xbox a pantalla completa llegará a más dispositivos con Windows 11, también en Europa.
  • Habrá optimizaciones profundas en tareas en segundo plano, pila gráfica, energía y drivers a partir de 2026.

Rendimiento juegos Windows 11

El ecosistema de juegos en PC vive un momento peculiar: Windows 11 sigue siendo el sistema de referencia para gaming, pero la presión de alternativas como SteamOS obliga a mover ficha. Microsoft ha reconocido que tiene trabajo pendiente para que su sistema vaya más fino, consuma menos recursos y ofrezca una experiencia más coherente, tanto en sobremesa como en consolas portátiles con Windows.

En los documentos técnicos y comunicados recientes, la compañía ha detallado un plan de ruta donde el objetivo central es mejorar el rendimiento en juegos en Windows 11, reduciendo tirones, acortando tiempos de carga y afinando la gestión de la energía. Muchas de estas novedades llegarán de forma gradual a partir de 2026, y afectarán tanto a usuarios europeos de PC de sobremesa y portátiles como a quienes apuestan por máquinas portátiles tipo ROG Ally basadas en Windows.

Windows 11, bajo presión del gaming en Linux y SteamOS

Durante décadas, Windows ha sido el estándar casi obligatorio para jugar en PC, en buena parte porque es donde se concentran los drivers y las APIs modernas como DirectX; por eso es importante saber cómo actualizar los drivers correctamente. Sin embargo, el auge de SteamOS y la capa Proton en Linux ha demostrado que es posible ejecutar títulos pensados para Windows con un rendimiento competitivo, sobre todo en hardware modesto.

En distintas pruebas se ha visto que SteamOS puede rendir mejor que Windows 11 en equipos económicos para jugar, algo especialmente visible en dispositivos tipo Steam Deck y otros sistemas con hardware de gama de entrada. Este cambio de equilibrio ha encendido las alarmas en Redmond: si SteamOS se consolida en más PCs de escritorio y portátiles en Europa, una parte importante de la base de jugadores podría plantearse abandonar Windows.

Microsoft admite además que, a día de hoy, Windows 11 se percibe como un sistema pesado para jugar, con servicios y procesos en segundo plano que a menudo consumen memoria y CPU sin aportar nada a la partida. Herramientas como Game Bar o el llamado Modo Juego no han terminado de convencer a muchos usuarios avanzados, y en algunos casos incluso generan conflictos con títulos concretos; si necesitas medir rendimiento, aprende a saber los FPS de un videojuego. Ese contexto explica por qué la compañía ha decidido reorientar parte de su estrategia: si quiere conservar el trono del gaming en PC, Windows 11 tiene que ir más fluido, escalar mejor en equipos portátiles y ofrecer una experiencia tipo consola sin tantas distracciones.

Optimizar Windows 11 para juegos

Nuevas funciones de Windows 11 pensadas para jugar mejor

En su hoja de ruta de gaming para PC, Microsoft ha presentado un paquete de cambios que afectan tanto a la interfaz como a las tripas del sistema operativo. La idea es atacar los problemas habituales de los jugadores: stuttering por compilación de shaders, latencias altas, consumos excesivos en portátiles y un escritorio cargado de procesos prescindibles.

Por un lado, la compañía está extendiendo una versión de Windows 11 ajustada y optimizada para consolas portátiles, ya utilizada en dispositivos como las ROG Ally. Esta edición recorta servicios innecesarios, reduce el uso de RAM y prioriza los recursos del sistema para el juego. Lo que empezó como un experimento en un segmento muy concreto se prepara ahora para aterrizar en más configuraciones, incluidos ordenadores de sobremesa.

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Dentro de ese giro destaca el despliegue de la Xbox Full Screen Experience, una interfaz a pantalla completa enfocada al mando y a la navegación directa por la biblioteca de juegos. Esta capa busca convertir un PC con Windows 11 en algo más parecido a una consola tradicional, escondiendo el escritorio clásico y simplificando el acceso a títulos instalados y tiendas digitales.

Además, la compañía ha confirmado que las próximas actualizaciones incluirán optimizaciones profundas en la pila gráfica de DirectX, el programador de tareas y la gestión energética. Todo ello persigue un objetivo práctico: menos microcortes, menos picos de uso de CPU por procesos en segundo plano y un mejor control del consumo en portátiles y consolas portátiles, aspectos clave para los usuarios europeos que juegan tanto en casa como en movilidad.

Xbox Full Screen Experience: el modo consola llega al PC

Una de las piezas más visibles de este cambio es la experiencia Xbox a pantalla completa (Xbox Full Screen Experience, FSE). Nació en consolas portátiles con Windows 11, como las ROG Ally, pero Microsoft ya ha anunciado su aterrizaje en una gama más amplia de dispositivos, incluyendo PCs de escritorio, portátiles y equipos dos en uno.

Con este modo, el usuario arranca directamente en una interfaz tipo consola en la que puede moverse íntegramente con el mando, sin tener que pasar por el escritorio clásico. Desde ahí es posible iniciar juegos, revisar bibliotecas de distintas plataformas, cambiar ajustes básicos y saltar entre servicios como Xbox, Steam u otras tiendas compatibles.

Según Microsoft, iniciar sesión mediante esta interfaz a pantalla completa reduce el uso de memoria frente al escritorio tradicional, algo especialmente útil en equipos con menos RAM o en consolas portátiles, donde cada mega cuenta. Menos procesos corriendo en segundo plano se traducen en más recursos disponibles para el juego y, por tanto, potencial para ganar unos FPS extra.

Esta experiencia se encuentra aún en fase de vista previa a través de los canales Insider, pero la intención es que acabe formando parte de las actualizaciones estándar de Windows 11. Para jugadores en España y el resto de Europa que usan el PC conectado a un televisor o en el salón, este modo tipo consola puede resultar especialmente cómodo.

Xbox Full Screen y optimizaciones Windows 11

Advanced Shader Delivery: menos tirones y mejores tiempos de carga

Uno de los puntos que más quebraderos de cabeza da a muchos jugadores en Windows es la compilación de shaders durante la partida. Esos pequeños programas que definen cómo se dibujan los elementos en pantalla pueden generar microcortes y parones, sobre todo la primera vez que arrancamos un juego moderno, y en algunos casos ajustar el número de procesadores ayuda a mitigar la carga en sistemas concretos.

Para atajar ese problema, Microsoft trabaja en ampliar el alcance de Advanced Shader Delivery (ASD), una tecnología que ya se estrenó en las ROG Ally y que ahora se extenderá a más juegos, más hardware y más tiendas digitales, incluyendo servicios muy populares como Steam. El sistema permite precargar y distribuir shaders precompilados durante la descarga del título, en lugar de compilar todo cuando arrancamos la partida.

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En la práctica, esto significa que los primeros minutos con un juego en Windows 11 deberían ser más suaves: menos tiempos de espera iniciales, menos stuttering y menos picos de uso de CPU y GPU asociados a la compilación sobre la marcha. Además, en dispositivos portátiles esta mejora también ayuda a rebajar el consumo de energía durante el primer arranque, algo que los usuarios notarán en la autonomía.

La propia Microsoft habla de acelerar la carga de algunos juegos hasta por diez veces en escenarios concretos gracias a una compilación avanzada de shaders apoyada en la nube y en los proveedores de GPU. Es un enfoque que encaja con la tendencia general de la industria, donde otros fabricantes también están apostando por la distribución de sombreadores precompilados para suavizar la experiencia.

Estas capacidades llegarán progresivamente en futuras versiones de Windows 11, y se espera que 2026 sea el año en que ASD alcance un grado de adopción masivo en plataformas y hardware compatibles, tanto en Europa como en otros mercados.

Auto Super Resolution y la apuesta por el reescalado con IA

Otro frente en el que Microsoft quiere ganar terreno es el del reescalado inteligente mediante inteligencia artificial. En lugar de empujar a la GPU a renderizar siempre a la resolución nativa, estas técnicas dibujan el juego a menor resolución y después reconstruyen la imagen con algoritmos avanzados, aliviando la carga del hardware.

La propuesta integrada en Windows 11 se llama Auto Super Resolution (Auto SR). Es una función a nivel de sistema que trabaja con juegos basados en DirectX, y que intenta mejorar nitidez y detalle sin intervención directa de los desarrolladores. El motor del sistema analiza cada fotograma y aplica modelos de IA para reconstruir la imagen a la resolución objetivo.

Inicialmente, Auto SR se lanzó de forma limitada en equipos Copilot+ con SoCs Snapdragon X, pero Microsoft ya ha confirmado que esta tecnología se expandirá a dispositivos con APUs AMD Ryzen AI y NPUs compatibles, incluyendo portátiles y consolas portátiles con Windows 11. Se habla de versiones en vista previa a partir de 2026 para modelos como la ROG Ally X, donde la NPU integrada se encargará del grueso del trabajo.

El requisito básico para aprovechar Auto SR en PC será contar con un procesador o APU que ofrezca una NPU con suficiente potencia, alrededor de 40 TOPs o más. De este modo, el reescalado se ejecuta en la unidad de inteligencia artificial y no satura ni la CPU ni la GPU, algo relevante para mantener buenas tasas de imágenes por segundo en títulos exigentes.

En términos prácticos, esta tecnología persigue el mismo objetivo que otras soluciones del mercado: permitir jugar a resoluciones altas con hardware más modesto o con consumos más contenidos, algo especialmente atractivo para los jugadores europeos que se decantan por portátiles finos o máquinas compactas en lugar de torres de gran tamaño.

Renderizado neuronal y mejoras internas de DirectX

Mirando un poco más al futuro, Microsoft también está sentando las bases para integrar técnicas de renderizado neuronal directamente en el flujo gráfico. Estas técnicas utilizan modelos de aprendizaje automático para realizar tareas como eliminación de ruido, escalado avanzado o mejora de materiales con un impacto menor en el rendimiento que los métodos tradicionales.

Las primeras pruebas de este enfoque llegan a través de Shader Model 6.9 y los llamados vectores cooperativos, donde se amplía el conjunto de funciones de álgebra lineal que puede aprovechar la GPU. Es un paso preliminar, pero la compañía lo ve como el arranque de una nueva etapa en la que el renderizado integrará cada vez más bloques de IA.

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La evolución de DirectX Raytracing (DXR) 1.2 también se enmarca en este contexto, apoyándose en las últimas generaciones de GPU de NVIDIA y AMD que incorporan núcleos específicos para cálculos de ray tracing y algoritmos de inteligencia artificial. El resultado que busca Microsoft es iluminaciones más realistas, sombras más precisas y animaciones más estables, sin que el rendimiento caiga en picado.

Aunque muchas de estas funciones están todavía en fases preliminares o reservas para usuarios avanzados y desarrolladores, marcan la dirección hacia la que se dirige el gaming de alto nivel en Windows 11. Para el usuario de a pie, lo importante es que estas mejoras deberían ir llegando empaquetadas en futuras versiones del sistema, sin necesidad de configuraciones complejas.

Gestión de tareas, energía y drivers: la letra pequeña del rendimiento

Más allá de las grandes tecnologías de escaparate, el rendimiento real en juegos depende mucho de cómo Windows 11 gestiona procesos en segundo plano, la energía y los controladores. Aquí también habrá cambios significativos que pueden marcar diferencias en el día a día.

Microsoft ha explicado que está trabajando en mejorar la gestión de las cargas de trabajo en segundo plano, para que aplicaciones y servicios que no son críticos durante una partida consuman menos CPU, menos memoria y menos ancho de banda. Si el sistema consigue poner orden en esa parte, el jugador gana estabilidad y reduce los temidos microcortes en mitad de una sesión.

Otra línea de trabajo es la optimización de la alimentación y la planificación de tareas. En portátiles y consolas portátiles, esto se traduce en perfiles más inteligentes que ajustan el consumo según el tipo de juego, el estado de la batería o la temperatura del equipo. El objetivo es ofrecer un rendimiento sostenido sin que el sistema se vea obligado a recortar frecuencias de golpe por exceso de calor o consumo.

La pila gráfica de DirectX también recibirá refinamientos para reducir latencias, mejorar el frame pacing y aprovechar mejor las capacidades de las GPU modernas. Todo esto va acompañado de una apuesta por drivers más frecuentes y de mayor calidad, algo clave para que las actualizaciones de juegos y controladores no generen conflictos ni pérdidas de rendimiento inesperadas.

Para los jugadores de España y el resto de Europa, muchos de los cuales utilizan equipos de gama media o portátiles multipropósito, estas mejoras silenciosas en la base del sistema pueden ser tan importantes como las grandes novedades de marketing, y si juegas en un PC de bajos recursos conviene aplicar consejos de optimización.

La estrategia de Microsoft pasa por convertir a Windows 11 en un entorno más ágil y coherente para jugar, capaz de plantar cara a SteamOS en rendimiento, ofrecer una experiencia tipo consola cuando interese y, al mismo tiempo, servir de plataforma flexible para nuevas tecnologías como el renderizado neuronal o el reescalado con IA. Si la compañía cumple su hoja de ruta, los jugadores verán en los próximos años un Windows 11 menos pesado y mejor afinado para el gaming, tanto en sobremesa como en dispositivos portátiles.

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