La Comisión Europea pone bajo lupa el entrenamiento de la IA de Google

Última actualización: diciembre 11, 2025
Autor: Isaac
  • Bruselas investiga si Google usa contenidos de medios y creadores para entrenar su IA sin compensación ni opción real de rechazo.
  • La pesquisa se centra en Google Search con Gemini, AI Overviews y el uso de vídeos de YouTube para modelos generativos.
  • La Comisión sospecha abuso de posición dominante al imponer condiciones injustas y reservarse un acceso privilegiado a datos clave.
  • La investigación puede marcar el estándar europeo sobre cómo las grandes tecnológicas pueden entrenar sus sistemas de IA.

Comisión Europea investiga el entrenamiento de IA de Google

La Comisión Europea ha decidido abrir un nuevo frente contra Google y, esta vez, el foco está totalmente puesto en cómo la compañía entrena sus sistemas de inteligencia artificial. Bruselas sospecha que el gigante tecnológico podría estar aprovechando, sin condiciones claras ni pago adecuado, el contenido de medios de comunicación, editores web y creadores de YouTube para alimentar sus modelos de IA.

Este expediente se suma a una larga lista de investigaciones por posible abuso de posición dominante y prácticas anticompetitivas que Google acumula en la Unión Europea. En un momento en el que la IA se ha convertido en pieza central de su negocio, las autoridades comunitarias quieren aclarar si esa ventaja tecnológica se ha construido aprovechando la dependencia que muchos editores tienen del tráfico procedente de Google.

Qué está investigando exactamente Bruselas

Según ha explicado el Ejecutivo comunitario, la investigación se centra en si Google está distorsionando la competencia al imponer condiciones injustas a editores y creadores y al reservarse un acceso privilegiado a sus contenidos para entrenar sus modelos de IA. El objetivo es comprobar si estas prácticas dejan en clara desventaja a los desarrolladores rivales y a otros servicios digitales.

En el caso de la búsqueda, la Comisión pone el foco en las funciones impulsadas por IA, como las respuestas generadas por Google Search con apoyo de Gemini y las vistas de tipo “AI Overviews”, que elaboran resúmenes a partir de información disponible en la web. El temor es que estas respuestas automáticas se construyan en gran medida sobre contenidos periodísticos y de otros sitios sin que exista una compensación adecuada ni una opción realista para que los editores renuncien a ese uso.

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El expediente también examina el impacto de estas nuevas experiencias de búsqueda en el tráfico hacia las páginas de noticias y otros portales. Las autoridades comunitarias apuntan a que, si el usuario obtiene una respuesta completa directamente en el buscador, los enlaces tradicionales pierden relevancia y las visitas a los medios pueden desplomarse, mientras Google sigue beneficiándose del valor informativo generado por terceros.

Detrás de esta preocupación se encuentra el llamado escenario de “Google Zero”, en el que el buscador sería capaz de responder prácticamente cualquier consulta apoyándose en todo lo que ha aprendido de la web, pero sin redireccionar volumen de usuarios suficiente a quienes han creado esos contenidos, con el consiguiente golpe a sus ingresos por publicidad y sus modelos de negocio.

Investigación europea sobre IA y contenidos de Google

YouTube, datos de creadores y entrenamiento de modelos generativos

La segunda gran pieza de la investigación gira en torno a las condiciones que Google impone a quienes suben vídeos a YouTube. La Comisión Europea sostiene que los creadores están obligados a aceptar que su material pueda utilizarse para múltiples fines, incluido el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial generativa de la compañía.

El problema, según Bruselas, es doble: por un lado, no existe la posibilidad práctica de subir contenidos sin otorgar ese permiso; por otro, ese uso para entrenar IA no va acompañado de una remuneración específica para los autores. De este modo, Google obtendría un volumen ingente de datos audiovisuales únicos, imprescindibles para refinar sus modelos, sin una contraprestación económica proporcional.

La Comisión también llama la atención sobre el hecho de que, mientras Google aprovecha de forma exclusiva los vídeos alojados en YouTube para mejorar sus sistemas, las políticas de la plataforma restringen que desarrolladores de IA rivales puedan utilizar ese mismo contenido con fines similares. Esto podría consolidar una ventaja competitiva difícil de replicar para otros actores del mercado.

En el trasfondo de este debate está el uso masivo de material generado por usuarios y profesionales como combustible para la IA. Los investigadores comunitarios quieren determinar si la asimetría entre el poder de negociación de Google y la dependencia económica y de visibilidad de los creadores ha derivado en unas condiciones contractuales que puedan considerarse abusivas en el marco del derecho de competencia europeo.

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Preocupación de los editores y contexto regulatorio europeo

Las inquietudes de los medios y editores no son nuevas. El Consejo Europeo de Editores (EPC) ya trasladó a comienzos de año a Bruselas un memorándum en el que advertía de que tanto las funciones de resúmenes automáticos como los modos de chat basados en IA dependen en gran medida de contenidos periodísticos de calidad, sin que a cambio se ofrezcan opciones reales ni una retribución justa por ese uso.

Desde la organización se ha recalcado que los editores no se oponen a la innovación ni al despliegue de inteligencia artificial, pero insisten en que el progreso tecnológico no puede apoyarse en el trabajo periodístico profesional sin condiciones negociadas ni remuneraciones adecuadas. Reclaman, además, poder rechazar el uso de sus textos y reportajes para entrenar modelos sin miedo a perder su presencia en la búsqueda de Google.

La Comisión Europea, por su parte, enmarca esta investigación en una estrategia más amplia para garantizar transparencia y equidad en el uso de datos en la economía digital europea. Las nuevas normas sobre servicios digitales y competencia, junto con la regulación específica de la IA, buscan fijar límites claros al comportamiento de las grandes plataformas tecnológicas, especialmente cuando ejercen un papel casi inevitable en la cadena de distribución de contenidos.

En palabras de la vicepresidenta responsable de Competencia, Teresa Ribera, la inteligencia artificial aporta una innovación notable y grandes beneficios, pero ese desarrollo no puede hacerse a costa de los principios que sustentan las sociedades europeas, como la protección de la creación intelectual, la pluralidad informativa y un mercado competitivo.

El peso de Google en el mercado y las posibles consecuencias

La magnitud de Google en el ecosistema digital europeo es uno de los elementos que más preocupa a Bruselas. La empresa acumula ya varias sanciones milmillonarias y expedientes por comportamientos considerados monopolísticos en ámbitos como la publicidad online y la distribución de contenidos. Ahora, la expansión de su negocio de IA vuelve a colocarla bajo la lupa regulatoria.

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El notable impulso bursátil de Alphabet, matriz de Google, en los últimos meses se explica en buena medida por las expectativas generadas en torno a sus tecnologías de IA generativa, como Gemini y sus integraciones en productos clave. Para la Comisión, es crucial esclarecer hasta qué punto ese avance se ha cimentado en el aprovechamiento intensivo de contenidos ajenos sin un equilibrio razonable entre beneficios y obligaciones.

Si al término de la investigación se concluye que ha habido abuso de posición dominante o violación de las normas europeas, Google podría enfrentarse a nuevas multas muy cuantiosas y a la obligación de modificar de forma profunda sus políticas de uso de datos, tanto en el buscador como en YouTube. No se descartan tampoco compromisos estructurales que limiten ciertas prácticas o que abran el acceso a datos en condiciones más equitativas para otros actores.

En paralelo, el expediente europeo envía una señal al resto del sector tecnológico: las normas de competencia y de protección de contenidos también se aplican al entrenamiento de modelos de IA. El resultado del caso marcará previsiblemente un precedente para futuras investigaciones y regulaciones, no solo en Europa, sino también en otras jurisdicciones que observan de cerca la postura comunitaria.

Todo este movimiento regulatorio refleja un cambio de etapa en la relación entre las grandes plataformas y quienes generan los contenidos que las alimentan. Entre la necesidad de impulsar la innovación en IA y la de proteger la sostenibilidad económica de medios y creadores, la investigación abierta por la Comisión Europea pretende trazar una línea más nítida sobre qué usos de datos son aceptables, qué condiciones deben exigirse y cómo debe repartirse el valor que generan estas nuevas herramientas digitales.

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