- Lanzado el 20 de noviembre de 1985, Windows 1.0 fue una capa gráfica sobre MS-DOS con ventanas en mosaico y control por ratón.
- Incluyó aplicaciones básicas como Paintbrush, Notepad, Write y Calculadora; costaba unos 99 dólares y pedía al menos 256 KB de RAM.
- La adopción inicial fue modesta, pero la licencia a fabricantes y las preinstalaciones prepararon el terreno para Windows 3.x y 95.
- El aniversario llega en plena discusión sobre Windows 11 y la IA, mientras emuladores y proyectos recuerdan el legado del primer Windows.
Cuatro décadas después de su debut, Windows 1.0 sigue siendo el punto de partida del largo recorrido de Microsoft en el escritorio. Lanzado el 20 de noviembre de 1985, aquel primer Windows no arrasó en ventas, pero puso la primera piedra de un ecosistema que terminaría marcando el uso del PC en hogares, oficinas y escuelas en España y el resto de Europa.
En aquella época, el usuario medio convivía con MS-DOS y sus comandos, mientras el sector miraba ya hacia las interfaces gráficas que popularizaron Lisa y Macintosh, inspiradas a su vez en trabajos de Xerox PARC y en la visión pionera de Douglas Engelbart. Windows 1 nació justo en esa transición, con la idea de acercar la informática a más gente.
Qué fue exactamente Windows 1.0
Técnicamente no era un sistema operativo completo, sino una capa gráfica sobre MS-DOS. El componente central, MS-DOS Executive, organizaba archivos y programas, y permitía abrir aplicaciones en ventanas. Eso sí, las ventanas no podían solaparse: se presentaban en mosaico para mantener el orden en pantalla y reducir complejidad.
El control del sistema se realizaba principalmente con el ratón y menús, con un comportamiento peculiar para los estándares actuales, como menús que requerían mantener pulsado el botón durante la selección. El paquete salió primero en Estados Unidos y más tarde llegaron las ediciones internacionales, con soporte para distribuciones de teclado europeas.
En su lanzamiento, el precio rondaba los 99 dólares. No era una bagatela para la época, y a ello se sumaban requisitos de hardware que ponían contra las cuerdas a muchos equipos domésticos.
Funciones y aplicaciones incluidas
Más allá de sus limitaciones, Windows 1.0 aportó elementos que hoy resultan familiares: ventanas, iconos, menús y cuadros de diálogo, además de una multitarea muy básica.
- Paintbrush (precursor de Paint) para dibujos sencillos.
- Notepad y Write para edición de texto básica.
- Calculadora y Reloj como utilidades prácticas.
- Terminal, Cardfile (fichero de tarjetas) y Portapapeles.
- Un gestor de impresión para facilitar salidas en papel.
En cuanto a hardware, lo habitual era un Intel 8086 u 8088 con al menos 256 KB de RAM (se recomendaban 512 KB), adaptador gráfico, y dos disqueteras de doble cara o un disco duro. Con menos memoria, el sistema sufría, y la ejecución de varias aplicaciones podía volverse lenta en PCs modestos.
Recepción, ventas y la estrategia que lo cambió todo
La acogida comercial fue tibia. Se calcula que en sus primeros años no superó el medio millón de copias, y los analistas criticaron el rendimiento, la compatibilidad con programas DOS y la escasez de software nativo. Frente a Macintosh, el primer Windows parecía rudimentario.
Sin embargo, Microsoft apostó por una táctica que acabaría siendo decisiva: licenciar el software a terceros y facilitar preinstalaciones. La compatibilidad con fabricantes como HP, Compaq o Texas Instruments permitió que Windows llegara preinstalado en numerosos equipos de Europa y España, una vía que cimentó la futura hegemonía del sistema.
Con el tiempo, la compañía fue puliendo la fórmula y expandiendo el soporte de hardware y localizaciones internacionales, algo clave para su penetración en mercados europeos.
Del primer intento a la popularización masiva
Windows 1 fue el ensayo. Windows 2.0 (1987) introdujo mejoras importantes en manejo de ventanas y rendimiento. Windows 3.0 (1990) añadió el Administrador de programas y un salto claro en interfaz y capacidades.
Con Windows 3.1 (1992) llegaron las grandes cifras. Las empresas, centros educativos y administraciones públicas de toda Europa comenzaron a estandarizar entornos, y el PC compatible se convirtió en sinónimo de productividad.
El punto de inflexión llegó en 1995 con Windows 95, que popularizó la barra de tareas y el botón Inicio. A partir de entonces, Windows consolidó su liderazgo en el escritorio, y muchos de los patrones introducidos entonces siguen presentes en las versiones modernas.
Un legado vivo en pleno debate sobre el futuro
El 40.º aniversario de Windows 1 coincide con una etapa de fuerte debate en torno a Windows 11 y el peso de los agentes de IA en el sistema. En las últimas semanas Microsoft ha comenzado a probar compilaciones con más funciones basadas en inteligencia artificial, mientras directivos como Pavan Davuluri han reconocido la necesidad de escuchar a la comunidad y mejorar la calidad.
Entre los usuarios europeos persisten dudas sobre privacidad, rendimiento y consistencia de la interfaz, a la vez que se pide priorizar la estabilidad de las actualizaciones. La discusión recuerda que el equilibrio entre innovación y usabilidad, que ya se buscaba en 1985, sigue siendo un reto vigente.
Cómo experimentar hoy Windows 1
Quien quiera acercarse a sus orígenes puede hacerlo mediante emuladores y proyectos con fines históricos. El Computer History Museum conserva el código de versiones tempranas, y Microsoft ha homenajeado aquel diseño en iniciativas puntuales, como la app temática Windows 1.11 inspirada en Stranger Things.
Cuatro décadas después, Windows 1.0 permanece como una pieza clave para entender la informática moderna: nació como un entorno gráfico modesto, chocó con sus propias limitaciones y, aun así, abrió el camino a una plataforma que transformó el PC en Europa y en todo el mundo.