- Itiner-e reconstruye 299.171 km de calzadas romanas con base científica.
- Permite calcular rutas y tiempos entre ciudades antiguas con perfiles de velocidad.
- Incluye un mapa de confianza: 2,73% confirmado, 89,8% conjetural y 7,4% hipotético.
- Foco europeo y en Hispania: nodos clave y solapes con carreteras actuales; datos abiertos (.json).
Si alguna vez te has preguntado cuánto tardaría una persona en ir de Lisboa a Roma en época de Trajano, ahora puedes estimarlo con rigor: Itiner-e funciona como el Google Maps del Imperio Romano, un visor que permite trazar recorridos por las antiguas calzadas y obtener tiempos de viaje según el medio utilizado.
La plataforma, avalada por su publicación en Scientific Data (Nature), ha digitalizado con precisión casi 300.000 kilómetros de vías a partir de fuentes históricas, arqueológicas y topográficas combinadas con imágenes aéreas y satelitales. El resultado es un mapa interactivo pensado para investigación y para el público general, con especial utilidad en Europa y la antigua Hispania.
Qué es Itiner-e y para qué sirve
Este recurso en línea permite consultar rutas, estimar duraciones y visualizar el grado de fiabilidad de cada tramo. Aunque la base es robusta, los autores son claros: solo el 2,73% del trazado está confirmado arqueológicamente, mientras que el 89,8% se considera conjetural y el 7,4% hipotético; por eso incorpora un “mapa de confianza” que colorea regiones según la calidad del dato.

El sistema trabaja con perfiles de velocidad orientativos: 2 km/h para carro de bueyes, 4 km/h a pie, 4,5 km/h con animal de carga y 6 km/h para mensajería a caballo. Con estos parámetros, es posible simular, por ejemplo, un trayecto largo como Lisboa–Roma, que rondaría las 679 horas a pie o 453 a caballo, o calcular un Roma–Alejandría con diferentes medios.
Más allá de la curiosidad, la herramienta sirve para estudiar movilidad, economía y administración en la Antigüedad, así como la difusión de ideas y enfermedades por la red viaria. Además, Itiner-e es de acceso abierto y publica copias de seguridad nocturnas en formato .json para consulta y descarga.
Cómo se reconstruyó la red viaria
El equipo siguió un protocolo en tres etapas para convertir datos dispersos en un conjunto coherente y citable: identificación en fuentes clásicas, localización con sensores remotos y digitalización manual de cada segmento con precisión métrica.
- Identificación: repertorios como el Itinerario de Antonino y la Tabula Peutingeriana, además de miliarios, cartografía del XIX e informes arqueológicos.
- Localización: análisis de imágenes aéreas y satelitales (incluida la misión Corona de los años 60) y mapas topográficos modernos para proponer trazados verosímiles.
- Digitalización: vectorización en sistemas GIS, ajustando pendientes, longitudes y pasos naturales para encajar con el relieve real.
La base de datos resultante recoge 299.171 kilómetros en 14.769 segmentos conectados, distinguiendo entre vías principales y secundarias, y corrige simplificaciones antiguas que dibujaban líneas imposibles a través de cordilleras como los Pirineos o los Alpes.
España y Europa: rutas clave y ejemplos
En la Península Ibérica, el proyecto destaca que muchas calzadas de Hispania (unos 40.000 km) coinciden con corredores actuales, desde el eje mediterráneo hasta la Vía de la Plata. Nodos como Emerita Augusta (Mérida), Caesaraugusta (Zaragoza), Hispalis (Sevilla) o Salmantica (Salamanca) emergen como puntos de primer orden.
Un caso ilustrativo es el itinerario Tarraco–Carthago Nova (Tarragona–Cartagena): hoy el viaje ronda 5 horas y 27 minutos en coche, pero en el siglo II d. C. una carreta cargada necesitaba más de diez días para cubrir aproximadamente 516,9 km siguiendo en gran parte el litoral.
La antigua Tarraco ocupaba una posición estratégica como cruce de caminos: desde allí, mercancías y viajeros podían continuar por el eje mediterráneo o internarse hacia el interior peninsular, en coordinación con las conexiones marítimas.
Para trayectos de largo recorrido, el modelo de pasabilidad ajusta velocidades a la orografía y el esfuerzo, ofreciendo comparativas realistas entre rutas. Los responsables trabajan ya en incorporar vías fluviales y marítimas, auténticas arterias de transporte de la época.
Quién está detrás y cómo acceder
Itiner-e está codirigido por Tom Brughmans, Pau de Soto y Adam Pažout, con participación de más de 30 instituciones europeas: Universitat Autònoma de Barcelona, Aarhus University, CNRS, Vrije Universiteit Amsterdam o la Universidad de Cambridge, entre otras, bajo paraguas de iniciativas como MINERVA y Viator-e.
El acceso es gratuito y la plataforma se concibe como proyecto abierto: cada noche genera un volcado .json actualizado, invita a aportaciones locales y aspira a ser una referencia para investigación, docencia y gestión territorial en España y el resto de Europa.
Con un enfoque transparente sobre la fiabilidad de los datos y funciones pensadas para el usuario, Itiner-e acerca la red viaria romana a la pantalla y demuestra hasta qué punto nuestros caminos modernos siguen, todavía hoy, el trazo que Roma dejó sobre el terreno.